Luz de la Paz de Belén

La Luz de la Paz de Belén, es pequeña y aparentemente débil, como lo es el niño que nos va a nacer. Sin embargo, la fortaleza de lo pequeño, es a veces asombrosa. Una pequeña chispa es capaz de producir un gran incendio.  Queremos que vuestros hogares se incendien del amor de Jesús.

Esta luz nos traslada  a Belén. Allí se alza la basílica que guarda el lugar del nacimiento de Jesucristo. En su interior, rodeando una estrella de plata que marca el punto exacto del nacimiento, arden de manera permanente lámparas de aceite. De una de esas llamas, en 1986, nace la historia de la Luz de la Paz de Belén, cuando  un niño austriaco decidió llevarse esa luz a su ciudad austriaca de Linz .

Treinta y nueve años después, aquella pequeña llama se ha convertido en un símbolo internacional y hoy brilla también, junto al árbol de Navidad y el nacimiento infantil, en el Templo de El Salvador.

Te invitamos a que la lleves a tu casa, para que ilumine a los tuyos y  que,  con su calidez,  aleje de todos el  gran frío que producen las diferencias, distancias, envidias, recelos. Que la familia, unida en torno a esta luz, celebre la Navidad teniendo muy presente al modelo por de familia por excelencia: José, María y Jesús.

Si quieres hacerle un hueco en casa, recuerda traer un caandil, un quinqué, una vela con tapa, o cualquier otra cosa que te permita protegerla del viento. Una vez en casa, recuerda protegerla bien para que no se produzca ningún accidente.