Querida parroquia, nos acercamos a dos días que nos llenan de esperanza y oración: la Solemnidad de Todos los Santos, el 1 de noviembre, y la conmemoración de los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre. En ambas celebraciones, nos unimos en comunión con todos los hijos de Dios, cada uno en su momento: aquellos que ya gozan de la gloria celestial y aquellos que aún necesitan la purificación de su alma. Cada día tiene un sentido único y profundo que la Iglesia nos invita a vivir plenamente, de manera que podamos encontrarnos con Dios y fortalecer nuestra fe en la vida eterna. Queremos ofreceros una explicación sobre cada uno de estos días, aclarando su diferencia y orientando nuestra participación en las celebraciones.
Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre).
La solemnidad de Todos los Santos es una fiesta de gloria y alegría. La Iglesia celebra la victoria de todos aquellos que, después de vivir con fe y amor a Dios, han alcanzado la salvación y disfrutan ya de su presencia en el cielo. En esta festividad no solo recordamos a los santos canonizados, aquellos que conocemos y que tienen una devoción especial (San Agustín, Santa Teresita, San Juan Pablo II…), sino también a todos los fieles anónimos, aquellos que con sus vidas sencillas y entregadas han llegado a la santidad y son ahora nuestros intercesores en la presencia de Dios.
Este día nos recuerda la llamada universal a la santidad que todos compartimos. Como nos muestra el libro del Apocalipsis, Dios quiere reunir a una “muchedumbre inmensa” en el cielo, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, y por tanto, la santidad no es solo para unos pocos, sino para todos. Las lecturas de este día, especialmente el Evangelio de las Bienaventuranzas, son una invitación a vivir de acuerdo con el espíritu del Reino de Dios, buscando su rostro y su justicia en cada momento de nuestra vida. En el Evangelio de San Mateo, Jesús nos muestra el camino de las bienaventuranzas, enseñándonos a vivir con un amor que trasciende el interés personal y los valores de este mundo. Así, nuestro corazón se orienta hacia Dios, viviendo no para acumular, sino para dar, no para aparentar, sino para servir.
Por eso, la Iglesia nos pide que en este día, con el gozo de la santidad, dediquemos nuestras oraciones a la comunión con los santos. Se suspende la celebración de misas exequiales y se reserva la celebración en los cementerios para el día siguiente, el de los Fieles Difuntos.
Indulgencias : Recordamos también que desde el 1 hasta el 8 de noviembre, quienes visitan devotamente un cementerio o recen por los difuntos pueden lucrar una indulgencia plenaria, aplicable a las almas del purgatorio. La Iglesia nos concede este don como signo de nuestra unión en la comunión de los santos, y nos anima a vivirlo en espíritu de oración y caridad.
Conmemoración de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).
El día de los Fieles Difuntos es un día de esperanza y de intercesión. Tras la festividad de Todos los Santos, la Iglesia nos invita a orar especialmente por las almas de quienes han partido de este mundo pero que aún necesitan la purificación de Dios. Este día se centra en la fe en la resurrección y en la certeza de que el amor de Dios nos alcanza más allá de la muerte. En la Eucaristía y en nuestras oraciones, ofrecemos este sacrificio de reconciliación por quienes nos precedieron, sabiendo que un día nos reuniremos todos en la casa del Padre.
Las lecturas de este día nos animan a recordar que nuestro destino final es la vida eterna junto a Dios, una vida que Él ha prometido para todos sus hijos. Pero también nos recuerdan la importancia de orar por las almas que, aunque han partido en la fe, todavía necesitan el auxilio de nuestra oración para alcanzar la plenitud del Reino. La Iglesia nos enseña que la purificación de estas almas es un proceso en el que podemos colaborar mediante nuestras oraciones y sacrificios, un acto de caridad espiritual que fortalece nuestra comunión con ellas.
Indulgencia plenaria: En el día de los Fieles Difuntos, se concede la posibilidad de lucrar una indulgencia plenaria en todas las iglesias y oratorios, aplicable a las almas de los fieles difuntos. Es un momento de comunión y de amor, donde podemos ofrecer nuestro sacrificio por quienes han partido y expresar nuestra fe en la promesa de Cristo de una vida sin fin.
Horarios de Misa
Para facilitar la participación de la comunidad en estas celebraciones, compartimos los horarios de las misas de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos:
Vísperas de Todos los Santos:
Solemnidad de Todos los Santos, viernes 1 de noviembre:
Este día, siguiendo las indicaciones litúrgicas, no se celebrará misa exequial ni habrá celebración en el cementerio.
Conmemoración de los Fieles Difuntos, sábado 2 de noviembre:
Que estos días de oración y recuerdo nos acerquen al misterio de la vida eterna ya la comunión con todos aquellos que nos han precedido en la fe.
Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared