03
MAR
2024

La Gracia de la Visita Episcopal: un Regalo Divino para Nuestra Parroquia

La Gracia de la Visita Episcopal: un Regalo Divino para Nuestra Parroquia


En los recientes días, nuestra Parroquia ha sido bendecida con la presencia del excelentísimo Señor Obispo de Albacete, Don Ángel Fernández Collado. Su visita ha sido más que un evento protocolar; ha sido un verdadero regalo de Dios, una manifestación tangible de su amor y cuidado por nuestra comunidad parroquial de El Salvador de La Roda.

Desde su llegada, la presencia del Obispo ha sido una fuente de inspiración y renovación para cada uno de nosotros, tanto en lo personal como en lo vocacional. Muchos de vosotros así me lo habéis transmitido. Sus pasos han recorrido cada rincón de nuestra Parroquia, desde asociaciones hasta colegios, desde grupos hasta instituciones, y en cada encuentro, hemos sido testigos de la gracia y la bondad que emanan de su ser. Nos hemos encontrado con niños y jóvenes, con familias y religiosas, con ancianos y enfermos, y todos ellos, todos vosotros, habéis esbozado una sonrisa enorme: “Aquí está nuestro Obispo”.

"Yo soy el buen pastor; y el buen pastor da su vida por las ovejas." (Jn 10,11).

En estas palabras de Jesús, encontramos el corazón del ministerio pastoral, una entrega total y generosa por amor a los demás. Así he experimentado la presencia del Obispo entre nosotros, como un pastor que da su vida por sus ovejas, que nos conoce y nos cuida con ternura y dedicación.

San Juan Pablo II nos recordaba que "el hombre no puede vivir sin amor. Él permanece como un ser incomprensible para sí mismo, y su vida está privada de sentido si no se revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente". En la presencia del Obispo, al menos yo, he experimentado ese amor vivo y transformador que solo proviene de Dios.

Como pastor de nuestra Diócesis, el Obispo es el rostro visible del amor y la providencia divina para nosotros. Su cercanía y su oración nos han reconfortado y fortalecido, recordándonos que somos parte de una gran familia de fe, cuidada y sostenida por nuestro Padre en el Cielo y representada por nuestro Pastor en la Tierra.

Durante estos días de gracia, he sido testigo de la riqueza humana de nuestra parroquia, de la generosidad de tantos corazones dispuestos a servir a los más necesitados, de la dedicación de tantas manos laboriosas trabajando por el bienestar de nuestro pueblo y sus gentes. Este descubrimiento me llena de alegría, pero también me despierta una gran responsabilidad.

Como párroco, he comprendido que mi misión es entregarme al máximo a vosotros para formaros y acompañaros, como una verdadera comunidad, tratando de ser el respaldo que necesitáis en vuestro caminar de fe y servicio. Esta responsabilidad es un honor y un desafío que asumo con gratitud y humildad, sabiendo que cuento con el apoyo y la guía de nuestro Obispo y del equipo que comparte conmigo el servicio pastoral, y que cuento con vuestra oración.

En este momento de reflexión y agradecimiento, quiero expresar mi profunda gratitud a Dios por el regalo de la visita del Obispo, a mi comunidad parroquial que sois vosotros por vuestra cálida acogida y vuestro compromiso generoso, y especialmente al Señor Obispo, a mi vicario parroquial y hermano en la fe, Don José, y a nuestro querido hermano Don José Miguel, fiel secretario de Don Ángel, por su cercanía y su ejemplo de amor y servicio.

Que esta experiencia de gracia y renovación nos impulse a seguir creciendo en nuestra vocación de discípulos misioneros, llevando la luz del Evangelio a todos los rincones de nuestra parroquia y más allá.

Con el corazón lleno de gratitud y esperanza, sigo adelante, confiando en la guía y la protección del Buen Pastor, nuestro Señor Jesucristo y de Nuestra Madre de los Remedios.

¡Dios bendiga nuestra parroquia y nuestra diócesis!


La Gracia de la Visita Episcopal: un Regalo Divino para Nuestra Parroquia

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