Un verano con luz propia

Vivir el verano al estilo cristiano

El verano empieza. La mochila se vacía de libros, los niños corren por las calles hasta tarde, las agendas se despejan y los relojes se aflojan. Es tiempo de descanso, de reencuentros, de viajes, de fiestas… y también de tentaciones: la de desconectar de todo, incluso de lo que da sentido a todo.

Pero, ¿y si este verano fuera diferente? ¿Y si, en lugar de “desconectar de Dios”, lo usáramos para “conectar con Él” de una manera nueva, más profunda, más luminosa?

Porque el verano no es una pausa en nuestra vida cristiana. Al contrario: es una oportunidad para ser cristianos de otra forma, en otros lugares, con otras personas. Es la estación perfecta para vivir la fe sin prisas y con más corazón.

Cinco claves para un verano con sabor a Evangelio:

1. Reza sin reloj.

Cambia la rapidez del “Padrenuestro” por una oración tranquila al atardecer. Ora mirando el mar, o en silencio en tu cuarto. Redescubre la belleza de hablar con Dios como quien habla con un Amigo de toda la vida.

2. Haz de tu descanso, un regalo.

No te olvides de los que no pueden descansar. Una llamada, un rato con un mayor que está solo, una sonrisa a quien trabaja mientras tú estás de vacaciones… eso también es cristianismo veraniego.

3. No te tomes vacaciones de la Eucaristía.

Busca la parroquia del lugar donde estés. Celebra el domingo como un hijo que se sienta a la mesa del Padre, estés en tu pueblo, en la montaña o en la playa. Jesús no cierra por vacaciones.

4. Redescubre la Palabra.

¿Y si llevaras un evangelio de bolsillo en la maleta? ¿O empezaras el día con una frase del Señor en lugar de con las noticias? Su Palabra refresca más que un chapuzón.

5. Vive las fiestas desde la fe.

En La Roda, agosto se llena de alegría. Y nosotros, los cristianos, estamos llamados a vivirla con sentido. Que la fiesta de El Salvador, nuestro patrón, sea un verdadero “alto en el camino” para celebrar la Transfiguración de Jesús y dejarnos también transformar por Él. Participa en la Misa, en la procesión, en la vida de la parroquia. ¡Haz visible a Cristo en la alegría del pueblo!

Una última cosa:

Jesús también “veraneó”: subía al monte, se retiraba al desierto, compartía mesa con amigos, se dejaba abrazar por la brisa del lago. No lo hacía para evadirse, sino para estar más cerca del Padre y más disponible para los demás. Haz tú lo mismo.

Este verano… no vivas solo al sol. Vive a la Luz.

🙏 Oración para empezar el verano:

Señor Jesús,

que en el Tabor te mostraste lleno de luz, transfigura también mi corazón.

Que este verano no sea tiempo perdido, si no camino contigo.

Hazme descansar en Ti, y llevar tu alegría donde vaya.

Amén.