Cuaresma: Tiempo de conversión y preparación para vivir la Semana Santa

Queridos hermanos cofrades: 

La Cuaresma es un tiempo de gracia, una oportunidad que la Iglesia nos ofrece para preparar nuestro corazón a la celebración del Misterio Pascual. Como cofrades, vivimos la Semana Santa de un modo especial: con nuestras procesiones, cultos y actos de hermandad, damos testimonio público de nuestra fe y acompañamos a Cristo en su Pasión, Muerte y Resurrección.

Pero, ¿cómo llegamos a la Semana Santa? No basta con preparar nuestras túnicas, pasos o enseres; es imprescindible preparar el alma. La Cuaresma nos llama a la conversión y nos ofrece tres pilares fundamentales para ello: la oración, el ayuno y la limosna.

1º Oración: Más allá de nuestros cultos y ensayos, este tiempo nos invita a una oración más profunda y personal. ¿Dedicamos tiempo a hablar con el Señor? ¿Meditamos su Pasión en el Vía Crucis?. ¿Visitamos durante este tiempo a esas imágenes que luego acompañaremos en las procesiones?.

2º Ayuno y penitencia : Nuestras  Cofradías y Hermandades nacieron con un espíritu penitencial. Este es el momento de redescubrir el sentido del sacrificio, no solo en lo externo, sino en nuestro corazón. Renunciar a lo superfluo nos ayuda a unirnos al sacrificio de Cristo. Volver al origen es, sin duda, la mejor manera de ser fieles a lo que el Espíritu Santo inspiró a cada fundador. 

3º Limosna y caridad:  No debería existir ni una sola cofradía, ni un solo cofrade, que olvidara a los más pobres. La Semana Santa y   la Cuaresma de forma especial, es también tiempo de dar testimonio de amor y servicio. La Cuaresma nos invita a ser solidarios, a ayudar a los más necesitados, a vivir la fraternidad en nuestras hermandades, organizando actos, o momentos dirigidos a hacer vida en nosotros aquella predilección de Cristo por los más pobres y desfavorecidos.

Si vivimos este tiempo con auténtico espíritu cristiano, cuando llegue la Semana Santa, no solo vestiremos nuestra túnica, sino que también llevaremos el alma revestida de gracia. Que María Santísima y nuestro Señor Jesucristo nos guíen en este camino.

José Valtueña Gregorio.

Vicario parroquial